Amyloodinium ocellatum, más
conocido como velvet marino (enfermedad de tercioplo marino),
es uno de los patógenos más frecuentemente encontrados
que afecta peces tropicales marinos de ornato (Joshi, 2003,
Michael, 2002, y Fenner),
y también representa un gran problema para la industria
alimenticia (Cobb, Levy, & Noga, 1998, Montgomery-Brock
et al, 2001, Noga & Levy, 1995, CTSA,
Univ.
of Florida and Schwarz
& Smith). En consecuencia, se ha realizado mucha investigación
acerca de su control y erradicación. Dado que la investigación
científica ha incluido el estudio de los tratamientos
contra la enfermedad, es una verdadera fortuna para aquellos
a quienes nos interesan los peces marinos ornamentales.
Amyloodinium ocellatum es un dinoflagelado.
Piensen en un tipo de alga parasítica unicelular con
características de planta y animal, con dos flagelos
que sacude para moverse. Su designación taxonómica
es algo compleja; los botánicos prefieren llamarlo
un alga, mientras que en años pasados los zoologos
han argumentado que es un protozoario. Amyloodinium
se clasifica ahora como un dinoflagelado en el Reino Protista,
algo así como entre planta y animal siendo fotosintético
y a la vez móvil. De cualquier manera, Amyloodinium
ocellatum tiene un ciclo de vida complejo, similar al
de Cryptocaryon irritans (ich marino), Icthyopthirius
multifilis (ich de agua dulce) y al de especies del género
Piscinoodinium (terciopelo de agua dulce).
La etapa de este parásito que se
alimenta se llama trofonte. Se le encuentra pegado al pez
a través de rizoides, que son estructuras semejantes
a raices que el parásito usa para penetrar, sujetarse
y alimentarse de su huésped. Una vez que el trofonte
madura y crece a un díametro promedio de entre 80-100
micrómetros (Schwarz
& Smith) a un máximo de 350 micrómetros
(Noga & Levy, 1995) (como referencia, los trofontes de
Cryptocaryon irritans han medido hasta 452 µl
(Colorni & Burgess, 1997) debe de ser µm, el
texto está mal en el original N del T), se despega
de su hospedero, se enquista y forma la etapa llamada tomonte.
Entonces comienza el proceso de división reproductiva.
Un tomonto se divide repetidamente hasta que hay 256 descendientes
esperando. Puede completar este proceso bastante rápido,
en tan poco como 3-5 días a temperaturas de 72-77ºF
(22-30 ºC N del T.). cuando las divisiones se detienen,
el quiste eclosiona y libera las diminutas dinosporas, que
miden entre 12-15 µl de diámetro (debe de
ser µm, el texto está mal en el original N del
T). En contraste con Cryptocaryon irritans cuyos
terontes libres nadadores sólo son viables por un día
o dos, las dinosporas permanecen infectivas por al menos 6
y probablemente hasta 15 días.
Ocasionalmente, un reporte describe el
descubrimiento de tomontes de Amyloodinium ocellatum
en el estómago, intestinos o esófago de un pez.
Quiero dejar claro que esto no significa que se haya demostrado
que el velvet marino presenta una fase latente, o que puede
escapar al tratamiento escondiendose en el interior del hospedero.
Mas bien, se cree que estos tomontes se desarrollaron en algún
lugar y simplemente fueron consumidos posteriormente por el
pez (Noga & Levy, 1995).
Debido a su ciclo de vida, una recomendación
general ha sido cuarentenar cualquier nueva adquisición
por 20 días para evitar introducir la enfermedad (Noga,
2000 and Trevor-Jones,
2004), pero yo recomiendo a los aficionados aislarlos
por al menos un mes completo, siendo óptimo 6 semanas,
por varias razones. La primera razón es la uniformidad.
Dado que al menos va a tomar un mes saber si su nueva adquisición
está libre de Cryptocaryon irritans, simplemente
es mejor acostumbrarse a una larga cuarentena. Segundo, los
signos de esta infección no son obvios y, en mi opinión,
la mayoría de los acuaristas fácilmente los
pierden. Un mes completo de o más de cuarentena deben
dar un tiempo suficiente para notar la infestación,
o si no notan los síntomas, el pez probablemente estará
muerto al fin del periodo de cuarentena.
Los signos del velvet marino son sutiles.
Las dificultades respiratorias parecen ser uno de los signos
más comunes. Otros síntomas son descenso o pérdida
completa de apetito, frotarse contra objetos en el acuario,
comportamiento natatorio errático, y una cubierta polvosa
o aterciopelada, de donde la enfermedad obtiene su nombre.
Amyloodinium ha mostrado su preferencia para primero
atacar el tejido de las agallas de los peces, así que
una vez que se esparce por el cuerpo, yo considero que el
pez está muy infectado y quizá más allá
del punto de esperanza de recobre.
Habiendo escrito dos partes acerca del
tratamiento de Cryptocaryon irritans (ich marino) y
reconociendo que se comparten muchos tratamientos con Amyloodinium,
no voy a perder tiempo retomando lo que ya discutí.
En lugar de eso, les recomiendo familiarizarse con mis artículos
previos acerca de las opciones de tratamiento para Cryptocaryon
irritans que localizan aquí
y aquí
(las traducciones las encuentran en la sección de traducciones
al español N del T). Esto me permitirá moverme
más a profundidad, en algunos de los tratamientos específicos
más interesantes contra Amyloodinium ocellatum.
Opción de tratamiento 1: Inmunidad Natural
Como con Cryptocaryon irritans,
se ha demostrado que los peces pueden desarrollar inmunidad
a Amyloodinium ocellatum después de varias exposiciones
no letales y que la inmunidad puede durar al menos 6 meses
(Cobb, Levy, & Noga, 1998). En una prueba, peces payaso
tomato (Amphiprion frenatus) fueron expuestos en contenedores
una vez por semana a 40,000 dinosporas por pez durante 30
minutos. Después se les movió a acuarios separados
por tres días. En ese punto, a cada pez se le dió
un baño de agua dulce por 3 minutos antes de ser transferidos
a un acuario de recuperación. Cada acuario de recuperación
tuvo una concentración de cobre mantenida a 0.15-0.20
mg/l para curar la infestación. Los peces se mantuvieron
ahí por una semana para darles tiempo a recuperarse.
Después de eso, el proceso se repitió con otra
exposición seguida por tratamiento.
Después de 14 días, un número
significativo de peces en el experimento mostró una
respuesta inmune y después de 28 días todos
menos un pez en el estudio estaba completamente libre de trofontes.
Lo que encontré más interesante fue el modo
de defensa. Los peces inmunes siguieron siendo susceptibles
a las dinosporas, pero por alguna razón desconocida,
los trofontes nunca crecieron, y se cayeron de sus hospederos
prematuramente. Se propuso que la respuesta inmune de los
peces incorporó un "mecanismo antitrofonte"
por el cual un pez hospedero que había adquirido inmunidad
podía "rechazar los trofontes o al menos retrasar
severamente su desarrollo." Los autores entonces proponían,
como modo de protección para las instalaciones de acuacultura,
agregar intencionalmente peces inmunes para retrasar la infección
de peces que no habían sido expuestos. Dado que ambos
serían susceptibles a ataque, el pez inmune serviría
de señuelo para disminuir el total de dinosporas en
el ambiente. Esto se esperaba sometería a los peces
no inmunes a infecciones subletales con dinosporas y les daría
más tiempo para desarrollar resistencia a los parásitos.
La última información interesante
originada de este estudio concierne a la especificidad de
la inmunidad. Mientras que los autores no realizaron ningún
experimento para probar si esta respuesta inmune podría
trabajar sólo contra Amyloodinium ocellatum, tuvieron
una infestación inesperada de Cryptocaryon irritans,
que mató peces resistentes y que no fueron expuestos,
Esto sugiere que cualquier inmunidad adquirida es parásito
específica. Esta debería ser una llamada de
advertencia para aquellos de ustedes que todavía no
se convencen de la necesidad de la cuarentena como tratamiento
preventivo. Es mejor prevenir que lamentar y aún profesionales
con años de entrenamiento en patología de peces
algunas veces cometen errores seleccionando peces teóricaente
sanos. ¡Cuarentenen, cuarentenen, cuarentenen!
Mientras que pudiera parecer que la inmunidad
natural es la solución contra la enfermedad, definitivamente
no confiaría en ella. Muchas veces he leido en varios
foros que los problemas de enfermedades se relacionan a estrés
y por tanto si eliminamos los estresantes, el sistema inmune
de los peces se hará cargo de la infección.
El consejo dice algo como: "Alimentenlos bien y mantengan
una calidad de agua óptima y sus problemas desaparecerán."
Mi experiencia me ha mostrado, desgraciadamente, que no tomar
una posición activa condenará a su pez. En mi
experiencia, Amyloodinium ocellatum siempre ha actuado
rápido y de manera letal sin detección temprana
y tratamiento. Esperar a que la inmunidad natural trabaje
será inútil en mi opinión. Recuerden
que en los experimenos los peces fueron expuestos repetidamente
y después curados con baños de agua dulce y
cobre. Y, que no fue sino hasta después de exposiciones
múltiples y tratamientos subsecuentes que la inmunidad
dió a los especímenes de prueba protección
completa. Además, hablamos de parásitos aquí.
Todo el estrés del mundo no puede hacer que un parásito
aparezca de la nada. Sería como decir que si uds. tienen
estrés en su vida, desarrollarán de manera espontánea
lombrices. Eso no hace sentido y tampoco lo hace un argumento
similar acerca de los peces y sus parásitos.
Opción de tratamiento 2: Cobre
El cobre está disponible facilmente,
es barato y ha probado ser efectivo. Estos atributos lo hacen
el químico más comunmente usado para el tratamiento
de este parásito en los Estados Unidos (Noga, 2000,
Trevor-Jones,
2004, y Univ.
of Florida). Pero a pesar de todoas sus ventajas, el cobre
puede ser problemático. Tiene un rango estrecho de
efectividad; demasiado puede ser letal para el pez, demasiado
poco es inservible. Requiere medición y adición
diaria y en ocasiones dos veces al día para mantener
la cantidad adecuada, lo que lo hace un prospecto de arduo
trabajo. No obstante, es barato, funciona y se le puede hallar
en casi cualquier tienda de peces, así que probablemente
será la opción de tratamiento por algún
tiempo.
Opción de tratamiento 3: Difosfato de Cloroquina
El difosfato de cloroquina es un tratamiento
contra Amyloodinium ocellatum que es efectivo y seguro.
Una sola dosis de 5-10 mg/l liberará al pez de la infestación
en 10 días (Noga & Levy, 1995). Suena bien, pero
tiene algunas desventajas. Primero, es dificil de hallar.
Sólo conozco una compañía que vende esta
droga para la industria acuriófila, Aquatronic's Marex.
Mientras que se dice que es seguro para los peces, "es
altamente tóxico para las micro y macro algas y varios
invertebrados" (Noga & Levy, 1995). Así que,
al igual que el cobre, es otro tratamiento que no puede ser
empleado en el tanque de exhibición.
¿He mencionado ultimamente la importancia
de tener y usar un tanque de cuarentena? Consigan uno y úsenlo.
Pobres ATJ, SAT, oama, y los otros que son bastante activos
en el Foro
de enfermedades de Reef Central deben de estarse volviendo
locos respondiendo todos los correos que a diario aparecen
ahí. Yo lo sé porque raramente leo los correos
ahí porque son muy frustrantes y descorazonadores.
Generalmente dicen algo como: " Hice exactamente lo que
cualquier autoridad en esta afición recomienda no hacer.
Aventé este nuevo pececito en el tanque sin cuarentenarlo.
Pero se veía sano y además he mantenido peces
marinos por seis meses completitos. Además, el de la
tienda que me lo vendió me dijo que estaba sano y que
no me iba a engañar sólo para ganarse unos pesos
y deshacerse de un pez enfermo. Ahora todos mis peces están
enfermos y muriendo. No tengo tanque de cuarentena y aunque
lo tuviera, no creo poder atrapar todos mis peces para darles
tratamiento sin desbaratar todo mi tanque. ¿Qué
hago ahora?¡Por favor ayúdenme!¡No quiero
perder todos mis peces!" Si los tanques de cuarentena
fueran algo común en esta afición, no tendríamos
tantas pérdidas de animales y de gente desertando del
acuarismo cada año.
Opción de tratamiento 4: Baños en
agua dulce
Un baño en agua dulce que dure cinco
minutos ha mostrado que causa la separación de la mayoría,
aunque no de todos, los trofontes de un pez infectado (Noga,
2000 and Noga & Levy, 1995). El problema acerca de los
baños de agua dulce es que no hacen nada respecto a
los tomontes enquistados y las dinosporas nadadoras que ya
existen en el acuario de arrecife. Aunque tuvieran suerte,
y el baño fuera 100% efectivo, su pez se reinfectaría
al reintroducirlo en el acuario infestado.
Aunque no son completamente efectivos,
Los baños de agua dulce pueden ser útiles. La
razón es que, pueden emplearse para darle a un pez
infectado algo de alivio inmediato al eliminar algunos de
sus parásitos previo al empleo de otra opción
de tratamiento para obtener una cura completa. Los baños
de agua dulce también pueden ser una herramienta efectiva
para diagnosticar una infeccion de Amyloodinium ocellatum.
Un protocolo detallado para la identificación adecuada
del terciopelo marino usando baños de agua dulce se
puede encontrar aquí.
Es posible usar el baño de agua dulce como una cura
en sí misma (Montgomery-Brock et al, 2001).
Simplemente darle al pez un baño de unos cinco minutos
y transfiriéndolo despues a un tanque nuevo y limpio.
Repitan este procedimeinto cada tres días un total
de tres veces. Para el final de este tratamiento, el pez debe
estar libre de parásitos. Debo decir que soy reluctante
a mencionar este protocolo. Mientra que puede funcionar, en
mi opinión es muy estresante para el pez. En este caso,
podría decir que la cura es tan mala como la enfermedad.
Sin embargo, eso no es decir que son tan estresantes que carecen
de mérito. Yo uso y recomiendo baños de agua
dulce como una herramienta de diagnóstico como mencioné
arriba y para proporcionar alivio inmediato a un pez infectado.
Solo prefiero no usarlos repetidamente como una cura.
Opción de tratamiento 5: Formalina
La formalina, una solución de formaldehído
gaseoso en agua, es un tratamiento controversial para Amyloodinium
ocellatum. Algunos estudios han mostrado que la formalina
forza a los trofontes a despegarse de los peces, permitiendo
transferirlos a un acuario libre de infestación (Paperna,
1980 and Paperna, 1984). Esto es similar al uso de baños
de agua dulce y transferencia de tanques mencionados en la
opción anterior. La formalina a 150 ó 200 ppm
causa el despegue en 6 horas. Trabaja también en 9
hrs de exposición a 100 ppm. Pero si al pez se le da
un baño en formalina y se le regresa al acuario infestado,
se reinfectará facilmente.
Si me dan a escoger entre los dos, prefiero
el baño de agua dulce. Por una razón, no tienen
que correr a la tienda local para buscar formalina. Un baño
de agua dulce, agua declorinada y buffer, cosas que deben
estar facilmente a mano para cualquier acuarista, son lo que
se necesita. Además, la formalina es un compuesto bastante
malo. Se ha demostrado que causa cancer en experimentos con
ratas de laboratorio, y puede causar daño a los pulmones
en humano (Noga, 2000). Por eso sólo recomiendo usar
formalina en áreas bien ventiladas.
La formalina tiene un rango extraño
de efectividad respecto a las varias etapas del ciclo de vida
de Amyloodinium ocellatum. Forza a los trofontes a
carse, pero no detiene su paso a tomontes. A una concentración
de 200 ppm, puede inhibir temporalmente la división
y formación de dinosporas, pero la reproducción
comienza de nuevo si se remueve la formalina. Es, en consequencia,
no muy efectivo contra los tomontes enquistados, pero efectivo
contra las dinosporas una vez que eclosionan (Noga, 2000).
Como una alternativa al método de baño y transferencia,
uno podría mantener la exposición a formalina
hasta que todos los trofontes y tomontes han formado dinosporas,
pero eso requeriría exposiciones continuas del acuarista
y el pez a la droga.
Opción de tratamiento 6: Hiposalinidad
Mientras que la hiposalinidad es un tratamiento
que se recomienda frecuentemente contra el Ich marino/Cryptocaryon
irritans, contra el terciopelo marino /Amyloodinium
ocellatum es poco probable que sea útil. Amyloodinium
ocellatum puede sobrevivir en un rango más amplio
de ambientes que Cryptocaryon irritans. Una salinidad
de 16 ppt durante 28 días es recomendada para matar
Cryptocaryon irritans (Noga, 2000), pero Amyloodinium
ocellatum ha sido encontrado en salinidades de 3 a 45
ppt (Noga, 2000), con su rango óptimo para reproducción
entre 16.7 - 28.5 ppt (Univ.
of Florida). Claramente, bajar la salinidad no va a ser
efectivo.
Quiero dejar al lector con una pequeña
nota del uso de salinidad para combatir Cryptocaryon irritans
antes de continuar. La hiposalinidad ha sido extremadamente
efectiva contra Cryptocaryon irritans y probablemente
lo siga siendo durante un tiempo. Pero, investigaciones recientes
han sugerido que el rango de salinidad para el parásito
se ha extendido. Sugiero que lean el artículo de Terry
Bartelme aquí
al respecto de la adaptabilidad del parásito en
ciertas localidades.
Opción de tratamiento 7: Combinación
terapéutica de Acriflavina, Aminoacridina, y Formalina
Este es uno de los medicamentos de entrada
más reciente al mercado. Su propaganda más famosa
es que es una alternativa segura para arrecife. De hecho,
la etiqueta en la parte posterior usa el término "seguro
para arrecife" y ademas proclama "seguro para todos
los peces (incluidos peces sin escamas), plantas, corales
e invertebrados. No afecta la biofiltración."
Los ingredientes activos son enlistados como Acriflavina,
aminoacridina y formalina. Discutámolos en orden.
La acriflavina trabaja contra algunas infecciones
bacteriales, fungales y parasíticas (Noga, 2000). Incluso
encontré una referencia acerca de la acriflavina trabajando
a 6 ppm contra la reproducción de tomontes (Paperna,
1984). Ese es el lado positivo. El lado negativo es que no
es tan efectiva como otros agentes contra cualquier tipo de
infección, ya sea fungal, bacterial o parasítica
(Noga, 2000). También colorea el agua, lo cual es particularmente
problemático en un acuario de arrecife con organismos
fotosintéticos que requieren luz para producir energía
y puede ser tóxico para algunos peces (Gratzek et
al, 1992). Su toxicidad potencial para algunos peces no
va bien con su uso en un ecosistema complejo como un acuario
de arrecife maduro. Junto con eso, su naturaleza de amplio
espectro (i. e. puede matar algunas bacterias, hongos y parásitos)
me preocupa acerca de su uso en un acuario de arrecife.
No fui capaz de encontrar esta información
acerca de tratar enfermedades en peces con aminoacridina.
Era uno de los ingredientes que Tetra ya descontinuó
de Oomed, que se decía funcionaba contra Amyloodinium
ocellatum. Fuera de eso, encontré información
perturbadora en variso artículos científicos
respecto al uso de esta droga como mutágeno (Medical
Dictionary Online y SCIRUS).
Más aún, en pláticas con Anthony Calfo
acerca de oomed, recordó algunas preocupaciones de
acerca del componente aminoacridina cuando estaba disponible.
Me contó acerca de la preocupación que le expresaron
en un curso de patología de peces para acuaristas en
la Universidad de Georgia, acerca del potencial de la aminoacridina
para reducir la capacidad reproductiva de los peces. Esto
fue específicamente acerca de la cria de peces Angel
y discos de agua dulce (Pterophyllum scalare y Symphysodon
spp. respectivamente), así que no estoy seguro de cómo
se relacionaría con los peces de agua salada e invertebrados,
pero creo que debería darles una pauta.
Finalmente, está el factor formalina.
En la opción de tratamiento 4 discutí acerca
de la efectividad limitada de la formalina contra Amyloodinium
ocellatum. La formalina es, sin embargo, tóxica
contra algas y plantas macrophytas (Noga, 2000), lo que en
mi mente definitivamente causa dudads acerca de su uso en
un acuario de arrecife.
Antes de que me pueda sentir a gusto usando
esta terapia combinada en mi acuario, necesito ver evidencias
documentadas de su efectividad contra Amyloodinium ocellatum
y más importante, pruebas toxicológicas asegurándome
que es seguro para los habitantes de mi acuario. No encontre
ninguna de las dos. Si alguien sabe de algun dato, por favor
siéntase libre de mandar un mensaje a mi foro de autores.
Estaré encantado de verlo. Minetras tanto, sé
que no lo voy a usar.
Opción de tratamiento 8: Acido ascórbico
Este es otro medicamento que dice ser una
cura segura para arrecife contra el terciopelo marino. El
paquete dice (por favor sean buenos conmigo porque el paquete
tiene una traducción por el fabricante bastante pobre
del Alemán al Inglés y además usa el
nombre viejo de Oodinium para este parásito).
"Elimina para Oodinium en agua salada. Seguro
con invertebrados y algas. Para mejor resultado complete el
programa de tratamiento. Remueva carbón y otros filtros
químicos. Filtre mecánicamente sobre una fibra
o esponja. No use ozono o esterilizadores UV o un espumador.
Las bacterias nitrificantes no serán dañadas
sino reprimidas. Después del tratamiento siga un cambio
parcial de agua y use Axxxxxxx Bxxxxx para re-vigorizar las
bacterias nitrificantes." El bote también señala
el inrediente activo como ácido ascórbico. Si
no saben lo que es el ácido ascórbico, quizá
han oído el nombre más común, vitamina
C. No pude hallar ninguna referencia acerca del uso de ácido
ascórbico o vitamina C para combatir Amyloodinium
ocellatum en ninguno de los artículos o textos
de peces que he leido. En la ausencia de estudios científicos
documentados confirmando la efectividad de este tratamiento,
soy renuente a recomendar su uso. Es posible que hay perdido
algún estudio confirmando su validez, así que
si alguien conoce alguno, por favor hágamelo saber
en mi foro de autores. Hasta ese entonces, no puedo recomendar
su uso.
Opción de tratamiento 9: Esterilización
ultravioleta
La radiación ultravioleta puede
matar las esporas infecciosas libre nadadoras de Amyloodinium
ocellatum (Noga, 2000), pero sus usos como cura contra
ella tienen los mismos problemas que su uso contra Cryptocaryon
irritans. Por favor lean aquí
(la traducción al español ya esta en el foro
en la sección de traducciones) para esa discusión
si lo desean. Baste con decir que los aparatos de UV pueden
ser útiles para controlar la dispersión de la
enfermedad de un tanque a otro en las instalaciones comerciales
que usan un sistema de filtración central, pero es
poco probable que curen o aún que controlen la dispersión
de los parásitos de pez en pez en un acuario de exhibición.
Opción de tratamiento 10: Ozono
No tengo mucho que decir acerca del ozono.
Es similar al UV, ya que la mayoría de la gente que
lo usa para curar la enfermedad y prevenirla, lo está
usando como esterilizador. En mi opinión, sin embargo,
podría ser ligeramente más efectivo que el UV
porque el ozono no presenta tantos problemas de mantenimiento
como el UV, descenso de efectividad conforme la lámpara
se usa, o si se desarrolla una película sobre la envoltura
de cuarzo que bloquea la penetración de UV en el agua
que fluye por la unidad. Con un generador de ozono acoplado
a un monitor o controlador de ORP, el usuario puede seguir
la efectividad de el ozono. Baste decir que, el ozono puede
emplearse para controlar la dispersión de la enfermedad
de un acuario a otro con un sistema de filtración central,
pero no contaría con el para efectuar la cura en un
tanque de exhibición.
Opción de tratamiento 11: Controles biológicos
Mientras que es una creencia común
en varios círculos acuariófilos que varios organismos
limpiadores como los lábridos Labroides, los
gobios Elacatinus (anteriormente Gobiosoma)
y los camarones Lysmata, pueden ayudar a curar enfermedades
como Cryptocaryon irritans y Amyloodinium ocellatum,
tales creencias no tienen fundamentos. Aunque discutí
esto en más detalle en mis artículos de tratamiento
contra ich marino, señalaré los puntos importantes
otra vez aquí. Ni Cryptocaryon irritans ni Amyloodinium
ocellatum se hallan comunmente en la naturaleza, por lo
que es razonable que ningún organismo haya evolucionado
para alimentarse de un parásito que se encuentra rara
vez. Además, ha sido demostrado que los gobios Elacatinus
y los lábridos se alimentan casi exclusivamente de
isópodos gnáthidos en la naturaleza, así
que las probablilidades de que ayuden a combatir parásitos
en el acuario son remotas Labroides. Además,
los peces limpiadores son tan susceptibles a la infección
como los peces que se supone van a ayudar. Uno de los primeros
síntomas de un pez enfermo es su falta de apetito,
lo que haría a los peces limpiadores inútiles.
Opción de tratamiento 12: Peróxido
de hidrógeno (agua oxigenada N del T)
Esta es una de las ideas más nuevas
para tratar Amyloodinium ocellatum y en mi mente, una
de las más interesantes y promisorias. Los primeros
estudios usaron 20 juveniles de el aleta de hilo del pacífico
(Polydactylus sexfilis) que sufrían de una infección
de Amyloodinium ocellatum. Se separaron aleatoriamente
en cuatro tanques abiertos. Un tanque fue el control y no
recibió tratamiento. Los peces control se examinaron
y se encontró que tenían en promedio 16.6 ±
16.2 trofontes por biopsia de agalla. Los peces a ser tratados
se sometieron a varios niveles de peróxido de hidrógeno
se examinaron y se encontró que tenían un promedio
de 35.6 ± 38.7 trofontes por biopsia de agalla. El
flujo de agua a los tres tanques de tratamiento se paró
y se les dosificó peróxido de hidrógeno
a concentraciones de 75, 150, y 300 ppm. Los peces fueron
expuestos por 30 minutos y entonces se regreso el flujo de
agua para eliminar el peróxido de los tanques. Después
de una hora del tratamiento, todos los peces expuestos a 300
ppm habían muerto, pero los peces expuestos solamente
a 75 0 150 toleraron bien el tratamiento sin muertes. Los
sobrevivientes fueron examinados inmediatamente después
del tratamiento y se halló que no tenían parásitos.
Se les re-examinó el día siguiente. Los peces
tratados seguían libres de infección mientras
que los peces no tratados presentaron un incremento en los
trofontes contados.
Se hizo otra prueba en las instalaciones
donde los peces enfermos fueron obtenidos. Los científicos
usaron un tanque de crecimiento que contenía peces
infectados con 16.3 ± 13.0 trofontes por biopsia de
agalla. Estos peces fueron expuestos a 75 ppm de peróxido
por 30 minutos. Un día después de la exposición,
el conteo de los trofontes cayó a 4.7 ± 0.6.
después de seis días, el conteo fue 1.0 ±
1.0. en este punto, los peces fueron tratados nuevamente con
75 ppm de peróxido por otros 30 minutos. Al día
siguiente del segundo tratamiento, no se pudieron hallar trofontes.
Dado que los participantes en el estudio estaban inseguros
acerca del efecto del peróxido de hidrógeno
contra los tomontes, transfirieron a los peces a un tanque
limpio en esta ocasión.
Algunas de estas mismas personas prepararon
un experimento en crias de Mugil cephalus. Primero
estudiaron el efecto del peróxido de hidrógeno
en peces sanos. Tres grupos de diez peces saludables fueron
expuestos a 75, 50, y 25 ppm por 30 minutos. Después
de 24 horas, las tasas de sobrevivencia fueron 20, 50, and
70% respectivamente (así está en el original,
creo que los datos están al revés, N del T).
Entonces decidieron probar 25 ppm en un gran tanque con larvas.
Este tanque tenía 3000 litros de agua y aproximadamente
tres peces por litro. La instalación había presentado
200-1000 muertes/día a causa de Amyloodinium ocellatum
por una semana previa a la prueba en este tanque, mientras
que la mortandad normal debería de ser 0.002%. Los
peces se trataron por 30 minutos con 25 ppm de peróxido.
Después de 3 días de exposición, la mortalidad
bajó a menos de 10/día.
Ahora, antes de que vayan corriendo a su
botiquin, por favor recuerden que este tratamiento es en el
major de lso casos experimental. Puede sobredosificarse fácilmente
y generar mortalidad en masa. Yo esperaría hasta que
se hayan hecho más investigaciones acerca de la tolerancia
de varios peces marinos ornamentales expuestos a peróxido
de hidrógeno. Sólo para dejarlo claro, no estoy
recomendando el uso de peróxido de hidrógeno.
Si deciden experimentar y usarlo, podrían muy bien
estar arriesgando las vidas de cada habitante en su acuario.
Lo menciono solamente porque es promisorio, y es algo que
hay que tener vigilado para el futuro, cuando se hayan hecho
pruebas adicionales. Si arrasan su acuario con este trataiento,
no me vengan llorando después.
Opción de tratamiento 13: Lavado y casi
obscuridad
Lavado es un término empleado para
describir un procedimiento utilizado en acuacultura de peces
para alimento cuando una enfermedad parasitaria ataca un sistema
acuático abierto. Es simplemente el esfuerzo para hacer
un recambio de agua lo suficientemente rápido para
interrumpir el ciclo de vida del parásito. Puesto de
otra manera, se trata de hacer volar a los parásitos
mientras no se encuentran pegados al pez. Esta estrategia
es moderadamente exitosa en el mejor de los casos. Las razones
son bastante simples. El número de dinosporas nadadoras
libres en la columna de agua se diluye con cada cambio de
agua, pero solo es eso, una dilución. Hay todavía
suficientes de ellas para continuar infectando y reproduciéndose.
Además, aunque estén diluídas, continuan
multiplicándose y dividiéndose. Podrían
pensar que esto se soluciona incrementando la tasa de recambio,
pero es imposible cambiar el 100 del agua (y las dinosporas)
de esta manera. El libro de Escobal "Aquatic System Engineering"
da una excelente explicación acerca de esto, si quieren
revisar las matemáticas detrás de esta afirmación.
Así que. ¿Por qué
se usa este método en primer lugar? Bueno, porque es
conveniente y facil. Agua marina es bombeada dentro de la
instalación principal; incrementar la tasa de recambio
es sólo un asunto de acelerar las bombas. También,
intentar un tratamiento quimioterapéutico sería
dificil en un sistema abierto por la constante dilución
del agente químico.
Así que, ¿este método
es un fracaso total? No, no realmente. Algo de investigación
ha sugerido modificar esta técnica para un mayor éxito,
y esta es la razó por la que los quise discutir (Montgomery-Brock
& Brock, 2001). En experimentos con el aletas de hilo
del Pacífico en Hawaii, los científicos trataron
la técnica del lavado, pero con un cambio: cubrir los
carriles donde estan los peces para reducir la iluminación
hasta casi total obscuridad. La idea es que la baja luz sería
desfavorable para las algas. Esto a su vez les quitaría
a los tromontes un sustrato de donde adherirse, dejándolos
sin ningún asidero, por lo tanto facilitando su lavado
al mar.
Las primeras pruebas usaron 26 peces moderadamente
infectados obtenidos de una granja piscícola que tenía
dificultades con Amyloodinium ocellatum. Estos individuos
se dividieron en dos grupos iguales. Los peces expuestos a
luz solar mostraron un incremento en las cuentas de tomontes,
mientras que los mantenidos en obscuridad las disminuyeron.
Después de este tratamiento, las granjas con problemas
cubrieron varios de sus carriles y estos tuvieron un descenso
dramático en las mortalidades comparado con los carriles
iluminados. Subsecuentemente, esta granja cubrió todo
y ha operado desde entonces sin una epidemia de Amyloodinium
ocellatum.
La razón por la que quería
contar esta historia es expandir una idea que presenté
en mi primer artículo acerca de Cryptocaryon irritans,
con respecto a cuarentenar los organismos. Prefiero usar un
tanque de fondo desnudo y cambios de agua diarios para todos
los peces después de su llegada. Esto facilita la limpieza,
pero también ha demostrado ser inhospitalario para
los tomontes de Cryptocaryon irritans. La investigación
mencionada dá fuerza adicional al argumento de que
usar un ambiente artificial, como un tanque de vidrio desnudo,
para la cuarentena disminuye la probabilidad de enfermedad.
Esto también va en contra de la idea de las supuestas
propiedades sanatorias mágicas de un bello, saludable
y natural tanque que pueden curar aún un pez sospechoso.
En realidad, tal tanque realmente ofrece a los parásitos
un lugar perfecto para reproducirse; infinidad de sustratos
para adherirse y una pletora de huéspedes potenciales
confinado en un cuerpo de agua relativamente pequeño.
Mientras que unas personas señalan
el número importante de animales filtradores presentes
en un acuario marino maduro y argumentan que son depredadores
bastante eficientes de una gran variedad de planckton, que
incluirían las etapas intermedias libre nadadoras de
los parásitos de los peces, la experiencia ha mostrado
una y otra vez que esta no es una solución confiable.
Mientras que traer a casa un animal sospechoso y colocarlo
en un acuario saludable funciona a veces, es igualmente probable
que no funcione y se infecte todo el tanque. Debo argüir
que en muchos de los casos donde parece funcionar, es probable
que el el pez enfermo haya sido expuesto y curado del parásito
numerosas veces durante la cadena del cuidado. En instalaciones
comerciales, con una constante llegada de animales, es rutinario
tener epidemias que necesitan tratarse. Si esto le ocurre
varias veces a un pez particular mientras hace su ruta del
arrecife a casa, eventualmente generará inmunidad.
Es bastante probable que algunos de estos aficionados reportando
peces enfermos recuperándose después de ponerlos
a su acuario, no son más que ejemplos donde la inmunidad
natural adquirida finalmente trabaja. En este escenario, la
salud o falta de ella del contenedor final es irrelevante.
Será solamente cuestión de tiempo, exposición
y tratamientos por alguien mas los que salvaron al pez y no
la experiencia del acuarista o la salud general de su tanque.
Noten que mientras que Amyloodinium
ocellatum es un flagelado, emparentado a las algas, los
investigadores concluyeron que es incapaz de fotosintetizar
y que la falta de luz solar no tiene efecto directo sobre
el parásito (Montgomery-Brock com. pers.).
Conclusión:
Espero haber cubierto suficientemente las
opciones de tratamiento disponibles para tratar con este parásito.
Recomiendo fuertemente a los acuaristas a tomar una actitud
activa. Sean estrictos y cuarentenen todas la nuevas adiciones
al menos por un mes, preferiblemente más. Mantengan
bien vigilados cualquier signo sutil de infección.
Y finalmente, estén preparados para actuar rápidamente
con un tratamiento probado si se sospecha la presencia de
este patógeno en su tanque. En la actualidad, solo
el cobre y el difosfato de cloroquina han probado ser efectivos
y suficientemente seguros para que los use y recomiende. Tengo
esperanza que el peróxido de hidrógeno será
estudiado, ya que creo que es la opción de tratamiento
segura para arrecife con mayor potencial, pero se necesita
experimentación adicional.
Agradecimientos:
Quiero tomar un momento para agradecer a Anthony Calfo,
Robert Fenner, Dr. Ron Shimek, y Andrew Trevor-Jones por su
recomendación editorial y de contenido.
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