La manera difícil

Hay dos maneras de aprender todo: la manera difícil y la manera fácil. Cuando se trata de acuarios de agua salada, generalmente opto por la manera fácil y trato de aprender de los errores de otros. (¡Es mucho menos costoso y doloroso!) Sin embargo, el destino dicta a veces que yo, también, debo aprender mis lecciones de la manera difícil. "No compre animales móviles, venenosos" y "no crea todo lo que le dicen en la tienda de peces" son dos lecciones valiosas que aprendí gracias a un pez león Volitans que tuve en mis días de "sólo-peces".

Cuando seleccioné el hermoso pez león de la tienda, fui advertida de las agudas espinas dorsales armadas con veneno, pero me dijeron que la picadura era comparable a una picadura de abeja. Habiendo sido picada por las abejas algunas veces, no encontré ésto particularmente preocupante y, después de todo, no tenía ninguna intención de permitir que me picara. El pez león y yo coexistimos pacíficamente por meses, sin incidentes. Es decir, hasta una mañana de sábado.

Sacaba la mano del tanque durante el mantenimiento regular semanal cuando mi pez león me atacó. Sin razón aparente, fui picada en el dedo anular de mi mano derecha apenas sobre la palma. ¡Mi primer pensamiento de "#%&$@ pez! ¡¿Para que harías eso?! " fue desterrado rápidamente por un mensaje más primitivo y urgente, "¡éso duele!" El dolor candente en mi dedo vino como una sorpresa total. Este no se sintió como ninguna picadura de abeja que jamás haya experimentado. Esperé unos pocos minutos a que el dolor aminorara, en lugar de eso, aumentó constantemente. Llamé a la tienda en donde compré el pez para pedir consejo. No estaba preparada para la respuesta que obtuve.

"Llame a control de envenenamientos", él dijo.

¿"Qué quiere decir con llame a control de envenenamientos? El chico al que se lo compré me dijo que la picadura era como una picadura de abeja ", contesté incrédulamente.

"Obviamente, usted es alérgica", fue su única respuesta.

Aquí fue cuando me asusté. Rebusqué en el directorio telefónico con mi mano izquierda y localicé el número de control de envenenamientos. El candente dolor avanzaba por mi palma y se dirigía hacia mi muñeca. Podía sentir mi mano comenzando a inflamarse. Control de envenenamientos me aconsejó remojar mi mano en agua tan caliente como pudiera soportar y acudir al hospital cuanto antes. ¡Ésta no era una picadura de abeja! Afortunadamente, tenía alguien disponible para llevarme al hospital. Entre el recipiente de agua caliente en mi regazo y las lágrimas en mis ojos por el dolor palpitante en mi mano, no podría haber manejado por mí misma.

A diferencia de mis otras visitas a la sala de emergencias del hospital, en donde sentada esperaba por horas mientras que aquellos más seriamente lesionados eran tratados primero, fui atendida inmediatamente. Esta atención inmediata solo recalcó la seriedad de la situación, lo que a su vez, aumentó mi miedo. La única cosa que el doctor podía hacer era darme algo para calmar el dolor y observar mis signos vitales. Afortunadamente, la inyección de Demerol trabajó de maravilla y pasé el resto del día bajo observación. Al atardecer convencí al doctor de que me estaba sintiendo lo suficientemente bien para ir a casa. (El había estado planeando retenerme toda la noche.) Mientras que firmaba mi salida, le conté lo que el muchacho de la tienda de peces había dicho acerca de mi condición alérgica. Recuerdo claramente su exasperada respuesta, "Todo el mundo es alérgico. ¡Es veneno!"

El pez león regresó a la tienda el lunes. La hinchazón en mi mano tomó dos semanas para disminuir. Yo tendría que decir que la peor parte (después del dolor, por supuesto) fue el haber tenido que explicar a mis compañeros de trabajo cómo el pez de mi acuario me había picado.

Considere esta historia un regalo, si quiere. Yo tuve que aprender estas lecciones de la manera difícil.





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